viernes, 4 de septiembre de 2015
jueves, 3 de septiembre de 2015
sábado, 22 de agosto de 2015
jueves, 6 de agosto de 2015
lunes, 3 de agosto de 2015
REFLEXIONES DESDE LA TIERRA SANTA
Luchando en Peniel
Por Alexander Dorado Albán
Pasaje de estudio: (Genesis 32:
22-20)
Peniel, significa “Casa de Dios”, y
es justamente la experiencia que vive todo aquel que anhela estar en la casa de
Dios, para tener un encuentro con él, “cara a cara” como lo tuvo Jacob. ¿Qué
fue lo que llevó a Jacob a quedarse solo en ese lugar, y pasar la noche orando
y luego luchando con el ángel de Dios? La necesidad de recibir el tratamiento
que tanto necesitaba, El ya no que quería seguir siendo Jacob, quería que su
vida diera ese giro de 180 grados. Estaba cansado de huir, de tener problemas,
de vivir en el exilio. Ahora tenía una
familia por la cual responder y una heredad la cual poseer. Peniel es un punto
de quiebre en la vida de Jacob. ¿Cuáles
fueron las circunstancias que se presentaron en Peniel?
1. Fue una
lucha que libró solo, nadie más la iba a librar por él. “Así se quedó solo; y luchó con él un varón
hasta que rayaba el alba.” (Vers. 24)
Jesús dijo a sus discípulos, “desde los tiempos de Juan el reino de los
cielos sufre violencia y solo los violentos lo arrebatan.” Si anhelamos una bendición, debemos ir por
ella, y luchar hasta conseguirla. las grandes conquistas encierran grandes
luchas.
2. Hay que
sacar fuerzas de debilidad. Era tal la
decisión de Jacob, que el ángel se dio cuenta que no podía con él. Y no estamos hablando de un hombre joven,
sino de un hombre mayor, pero que estaba decidido a luchar por su bendición y a
no perderla de ninguna manera.
3. La lucha
implica dolor, sacrificio. Jacob fue
descoyuntado en su muslo, pero no fue una razón para dejar de luchar. La
decisión puede más que el dolor. Jesús
en la cruz, fue insultado, azotado, golpeado, clavado y traspasado, pero pudo más
el amor por el Padre y por los perdidos, que su propia vida que estaba siendo
quebrada, hasta morir en la cruz.
4. El luchador
está decidido y nada lo hace retroceder. “No te dejaré sino me bendices.” La actitud que se tenga en la lucha es una
determinante para el éxito, para la victoria.
De ninguna manera se va a rendir; no se va a soltar, el solo tiene un
objetivo en mente y no va a renunciar hasta conseguirlo. Solo los que luchan con decisión y
determinación logran sus metas.
5. El que
persevera logra su objetivo. Jacob
anhela la bendición, y finalmente la obtiene.
La bendición que recibe Jacob se compone de cinco elementos
fundamentales:
a. Un cambio
de identidad, ya no será más Jacob, sino Israel será su nombre.
b. Es el
reconocimiento al luchador, que ha luchado con Dios y con los hombres y ha
vencido.
c. Es el galardón
al vencedor. Ya no solo lucha, sino que
obtiene la victoria.
d. Tiene un
encuentro con Dios cara a cara
e. Es librada
su alma
Es la
primera vez que se menciona la palabra “Israel” en la biblia. Quienes tienen la experiencia de Peniel,
reciben ese sello, esa credencial o impronta.
Llevaran siempre consigo el sello del vencedor, de Israel. ¿Y donde se recibe esta marca? En Peniel, en aquel lugar que es casa de Dios
y puerta del cielo.
Quienes
anhelamos ir a la casa de Dios, para tener un encuentro cara a cara con él,
para ser mudados en otra persona, y recibir el sello de la bendición de Israel;
invariablemente debemos vivir nuestro propio Peniel. Si anhelamos verdaderamente ir a ese lugar,
debemos estar dispuestos, a luchar por la bendición y no rendirnos hasta
conseguirla, de la manera que lo hizo Jacob. Es el sello de Israel que se
quedará como una marca imborrable e indeleble en el corazón de los peregrinos.
Estamos en
la recta final, rumbo a la casa de Dios en Jerusalén, y es tiempo de dar la
pelea, de asumir el reto y luchar por la bendición. Como líder del grupo, yo estoy entregándolo
todo, mis oraciones, mis fuerzas, mi conocimientos, mi dinero y tiempo; son
horas de horas, soñando con todas las maravillas que Dios hará, pero necesito,
que usted, amado peregrino, haga lo mismo, que nos unamos en oración y usted
viva su propio Peniel. No se baje del
viaje, antes de tiempo. No renuncie a la
bendición, luche por ella.
Yo he
tenido la bendición de ir en repetidas oportunidades a la casa de Dios en
Jerusalén, pero cada peregrinación es un milagro; y cada peregrino es un
milagro. Y en su vida y en la de los
suyos, van a suceder no uno sino muchos milagros para que usted reciba esa
bendición como le sucedió a Jacob. Pero
asuma el reto, dé la pelea, no se rinda, créale a Dios, y declare, que “Todo lo
puede en Cristo que le fortalece.” “Si
Dios es conmigo, quien contra mí”. “Al
que cree todo le es posible.” “Nada hay imposible para Dios.”
Así que
mucho ánimo, valor y fe. Que la parte más
dura ya la estamos coronando, nos resta
la recta final y sé que con la ayuda de Dios, lo vamos a conseguir. ¿Lo cree?
Tan solo crea, porque al que cree, todo le es posible. No dependa de las circunstancias, “el justo
no tiene temor de malas noticias.” (Salmo 112:7) No dependa de lo que pasa en
la tierra, sino en la bendición que viene del cielo. Espero escuchar de parte
suya solo buenas noticias. Que el Señor
le bendiga desde Jerusalén, vea y siga viendo, el bien de Jerusalén, todos los
días de su vida. Paz sea sobre Israel. Y
recuerde, este año, nos vemos en Jerusalén.
SHALOM.
sábado, 1 de agosto de 2015
viernes, 31 de julio de 2015
REFLEXIONES DESDE LA TIERRA SANTA
¿Quiénes suben a
Jerusalén?
12
Claves para hacer el sueño una realidad
Por Alexander Dorado
A Israel van los que creen y anhelan
ir
Pasaje de estudio: Salmo
84
La visión de Israel y la
experiencia de viajar a la Tierra Santa es uno de los mas maravillosos regalos
que Dios ha dado a la familia del Centi y por lo tanto una de las experiencias
de vida más significativas y transformadoras que podemos tener.
Desde aquella primera
peregrinación, en el año 1981, en que el Dr. Néstor Chamorro, líder espiritual
y fundador de la CEPC, tuvo ese sentir de ir a la tumba vacía en Jerusalén, a
dar gracias por las bendiciones recibidas en el obra misionera, hasta el día de
hoy, son miles de peregrinos que hemos subido a Jerusalén a tener un encuentro
de amores con el Dios de Israel y disfrutar de sus promesas y abundantes
bendiciones.
¿Quiénes son los que van a
Jerusalén? Por supuesto, aquellos que abrazando las promesas, suben con una
visión espiritual; aquellos que saben que como hijos de Dios son herederos de
bendición. Siempre le escuché decir al Dr. Chamorro, “A Israel no va el que tiene ni el que puede, sino el que cree.” Y realmente es así, porque ese ha sido el
testimonio de los peregrinos que hemos ido a Jerusalén. Ir a Jerusalén, es matricularse en la escuela
de la fe.
Leyendo la Biblia, en el
Salmo 84, encontramos algunas claves que nos indican quienes son lo que
finalmente van a la tierra de los amores, la tierra de las promesas y la
bendición:
1.
Los
que disfrutan el estar con Dios. Ir a Jerusalén, es mucho
más que estar en un lugar, es estar con alguien; es darse cita con el ser más
maravilloso del Universo, nuestro Papa Dios.
Y él espera que lo amemos a él, más que a las personas, cosas, trabajos
o circunstancias. Es el goce pleno de la
presencia de Dios. Como lo reza el
Salmo, “aquellos delicados pastos donde somos pastoreados y aquellas aguas de
reposo donde somos abrevados.” (Vers. 1)
2.
Los
que tienen el anhelo. El
anhelo es algo mucho más profundo e intenso que un deseo, nace de lo más
interno del corazón; es un sentimiento que se alimenta desde el espíritu. Hay personas que pudiendo ir, no van, porque
no tienen ese anhelo, no se ha encendido ese fuego en su corazón. (Vers. 2)
3.
Los
que creen que Dios les lleva. Para muchos ir a Israel
es algo que resulta imposible, improbable; pero no es así para el Dios de los
imposibles; es él quien nos invita, y el no hace acepción de personas. Lo más maravilloso es precisamente,
contemplar, que personas sin posibilidades económicas, pero movidos por la fe,
han hecho realidad este sueño. (Vers. 3)
4.
Los
que saben que es una bendición. Solo quienes aprecian la
inmensa bendición que es ir a Jerusalén, toman la decisión de ir. Aquellos que, por el Espíritu han entendido
que la peregrinación es mucho que un viaje, es un tratamiento amoroso en los
brazos de Dios, en el cual recibimos sanidad, medicina, prosperidad, y
respuesta de parte de Dios a nuestra necesidades. (Vers. 4)
5.
Los
que tienen en Dios sus fuerzas. Esto es algo espiritual, por lo tanto demanda
que estemos fortalecidos espiritualmente.
Dependemos de Dios y no de nuestras propias fuerzas. Porque en el
proceso van a resultar inconvenientes, y es en ese momento, en los cuales, debemos
creer que “todo lo podemos en Cristo que nos fortalece” y que con la ayuda de
Dios, lo vamos a conseguir. Y por supuesto, es luchar con las fuerzas de Dios
para hacer su voluntad y no la nuestra.
(Vers. 5)
6.
Los
que pagan el precio. Para subir a Jerusalén, hay que estar
dispuestos a soportar duras y hasta difíciles pruebas; “atravesar ese valle”
que parece de lagrimas. Pero sabemos que aquello que “siembran con lagrimas,
con regocijo segarán.” Hay una tarea que
nos compete hacer; debemos “abrir los estanques” y el enviará su lluvia para llenarlos. Debemos preparar las vasijas para que él las
llene con su aceite. (Vers. 6)
7.
Los
que van en el poder del Espíritu Santo. Ya hemos dicho que esto
es algo del Espíritu, por lo tanto debemos andar en el Espíritu, para lograr
este objetivo. De la manera que el
Señor Jesús, “fue llevado en el poder
del Espíritu Santo al desierto.” Así nosotros, iremos de “poder en poder y
veremos a Dios en Sion.” (Vers. 7)
8.
Los
que oran sin cesar. La más poderosa arma o herramienta que
Dios nos ha dado para tener victorias espirituales es la oración. La peregrinación comienza desde el preciso
instante en que tomamos la decisión de ir; allí empiezan a surgir situaciones
que debemos sortearlas en oración ferviente en el Espíritu. En la oración recibimos la unción que necesitamos
para llegar a la meta.
9.
Los
que tienen visión de lo alto. Quienes vamos a
Jerusalén no dependemos de lo que pasa en la tierra sino de lo que sucede en el
cielo. Por eso debemos “poner la mira en
las cosas de arriba y no en las de abajo.”
En el cielo no importa si el dólar sube o baja; Dios envía su bendición
abundante, que suple todo lo que nos hace falta conforme a sus riquezas. (Vers.
9)
10.
Los
que eligen la excelencia.
Aquellos que han entendido que “mejor es un día en sus atrios que mil días
fuera de ellos.” No hay un lugar comparable con la ciudad del Gran Rey. Es el
único lugar debajo del cielo, donde Dios ha puesto su nombre del cual Dios
dice: “ese buscaréis y allá iréis.” (Vers. 10)
11.
Los
que entienden que Dios les provee. Dios es nuestra fuente
de vida y el nos da sin reserva; nos cuida y protege. El no quita el bien a los que andan en
integridad, por el contrario, el “provee, aumenta y multiplica” los recursos
que nos da, para que no tengamos falta de ningún bien. Algunos dudan no han entendido, que ir a Jerusalén,
es una hermosa siembra, de la cual, vamos a recibir réditos por el resto de la
vida. Y que el nos devolverá
multiplicado. (Vers. 11)
12.
Los
que confían en Dios. Y
saben que él hará. Por eso son felices, porque saben que en el Dios de Israel,
está su seguridad y confianza, y que él no deja a sus hijos quedar avergonzados. Pero debemos creerle para disfrutar de sus
bendiciones. (Vers. 12)
jueves, 30 de julio de 2015
REFLEXIONES DESDE LA TIERRA SANTA
Rompiendo el vaso
de alabastro
Por Alexander Dorado
Dan quienes guardan amor y gratitud en
su corazón.
Pasaje de estudio: Mateo
26:6-13, Marcos 14:3-9, Juan 12:1-8
La mujer que ungió al
Señor con un perfume de nardo puro, es uno de los pasajes más bellos que
encontramos en las escrituras, que nos muestra la actitud amorosa de una mujer que
fue criticada por su gesto de honra y gratitud.
La acción de esta mujer
podría verse como un acto impulsivo, como si hubiera actuado con osadía y
atrevimiento, pero hay momentos en la vida, donde sabemos que hay cosas que
debemos hacer, y no podemos poner freno, cuánto más si son puestas por Dios en
el corazón. No las pensamos, ni medimos
consecuencias, solo sabemos que hay que hacerlo.
Esta mujer fue criticada por
los mismos discípulos, quienes no solo se enojaron con ella, sino que la criticaron
diciendo, “que desperdicio era ese.”
¿Acaso el Señor no merecía ese acto de honra? En el fondo, no solo
estaban menospreciando a la mujer, sino a su líder y maestro. La honra que
ellos no le daban, la estaba recibiendo a través de esta sencilla y humilde
mujer.
Solo Dios puede juzgar
nuestras acciones, como fue el caso de aquella otra mujer viuda a la cual hizo
referencia el Señor. Viendo la actitud
con que ofrendaban, vio a ricos que entregaban sus ofrendas y también a la
mujer. ¿Quién dio más? Preguntó el
Señor. La mujer; porque los ricos daban de lo que les sobraba, pero ella dio
todo lo que tenía. No es la cantidad, es
la actitud.
No tardaron mucho en
comenzar a hacer cuentas y dar sus argumentos, liderados por Judas el
Iscariote, “esto se puede vender por más de 350 denarios y darlo a los pobres”;
comenzaron a tener ideas de qué hacer con ese dinero. Pero en el corazón de esa
mujer solo había una intención, honrar a su maestro.
“Dejadla, no la
molestéis”, fue la exhortación del Señor, y sabiendo lo que murmuraban, les
dijo: “ya tendréis tiempo para ayudar a los pobres, pero a mí no siempre me
tendréis.” Esta oportunidad de honrar al Señor, era tal vez la única, y sin
saberlo, la mujer estaba preparando el cuerpo del Señor para la sepultura. ¿Qué
mejor que hacer las cosas en vida?
Hay muchas cosas que hemos
hecho alguna vez y fue la mejor decisión hacerla. Yo he ido en varias ocasiones
a Israel, pero solo una vez fui con el Dr. Chamorro, nuestro padre en la fe; y
esa única vez que fui con él, fue algo maravilloso, mi vida quedó marcada por
siempre por aquella vez. Una cosa es ir
a Israel con otros líderes, pero haber ido con el padre en la fe, fue algo
inolvidable.
Hoy entiendo, que así
tuviera todo el dinero del mundo, ¿Cómo tener esa experiencia? Es
imposible. Fue la mejor decisión que
pude tomar alguna vez, ir a la casa de mi Padre Dios, en compañía de mi padre
en la fe, y vivir con él, en la tierra de los amores, experiencias que estarán
conmigo para siempre y que no hay manera de volverlas a tener.
¿Quién era esta mujer? La
Biblia nos lo dice, era María de Betania, la hermana de Lázaro, a quien el
Señor había resucitado. Tal vez, era esa
una de las principales razones, por la que María guardaba tanta gratitud hacia
el Señor. Aquella mujer que se sentaba a los pies de su maestro, mientras su
otra hermana atareada con tantas cosas, no entendía lo que su hermana hacia.
Jesús profetizó acerca de
esta mujer, “en todo el mundo se hablará de lo que esta mujer hizo.” Y es
exactamente lo que sucede cada día, son millones de iglesias en el mundo, que
varias veces en el día, en la celebración de la liturgia, se predica de esta
mujer, además de las misas radiales y televisivas.
Han transcurrido más de
veinte siglos, y nunca nadie se ha atrevido jamás a decir, “fue un error, “que
gran equivocación la de esa mujer”, “que desperdicio”, por el contrario, han
sido miles de generaciones que han sido impactadas por el testimonio de esta
mujer, su acto de amor, gratitud, generosidad y honra con el Señor. Y el Señor a quienes le honran, les honra.
No lo hizo con ese
propósito, de ser exaltada y reconocida por generaciones hasta el fin de los
tiempos en que se predique este evangelio; pero ella nunca calculó siquiera, la
trascendencia que tendría en el evangelio y en la cristiandad de todos los
tiempos, esa manifestación generosa y desprendida que tuvo esa mujer con el
Señor.
Era un perfume de gran
precio, y seguramente, como lo pensaron los discípulos, si se hubiera vendido,
se le hubiera podido dar muchos “usos” a ese dinero, como fueron las ideas que
tuvieron los discípulos; pero sin lugar a dudas, la ofrenda de amor de esta
mujer, fue la mejor decisión. Y sabemos
que todo aquello que hacemos por él y para él, nos lo devuelve multiplicado.
Peregrinos, sigan adelante
en su decisión, muchos van a querer desmotivarlos, o intentar cambiar su
decisión, criticando o dando ideas de qué hacer con el dinero que en su corazón
usted ya determinó que sea para ir a Israel.
Es un gran precio, no es una suma despreciable, por eso usted debe ser
sabio y darle la mejor inversión, y Dios se encargará de multiplicar lo que
usted siembre.
Animo, que ya pronto
estaremos celebrando y disfrutando de un maravilloso tiempo de amores en la
casa de Papa Dios, en Jerusalén.
sábado, 25 de julio de 2015
ES TIEMPO DE GRATITUD
Por Alexander Dorado Albán
La gratitud es la memoria del
corazón; solo quien conserva una actitud de gratitud, puede alabar a Dios;
porque alabar es dar gracias a Dios por sus favores y beneficios; alabar es dar
gracias por lo que él ha hecho, está haciendo y hará. Dios no nos pasa cuenta de cobro o factura
por sus bendiciones, pero sus hijos
tenemos una deuda de amor y gratitud a él por tantas misericordias; por todas
sus maravillas.
El no nos pide que le “paguemos”
sus favores, aunque esa si es la manera de pensar nuestra; creemos que debemos
pagar a quienes se han portado bien con nosotros, pero ¿A Dios, como pagar
tantos favores? Es imposible de corresponder a su amor eterno. No nos
alcanzaría la vida ni habría forma de hacerlo, de pagarle a Dios tanto amor,
misericordia, el don de su Espíritu, su paternidad, el regalo de la salvación y
la vida eterna.
En el Salmo 116 encontramos el caso de
un hombre que ha sido librado de la muerte; no se si ese sea nuestro caso; que
nos hayamos visto de cara a cara con la muerte, y el Señor nos haya librado
milagrosa, soberana y poderosamente. Si
hemos sido librados de situaciones críticas y apremiantes. Lo triste seria olvidarlo, lo cual sería una
enorme e inconcebible muestra de ingratitud a Dios quien ha sido tan bueno con
nosotros.
“¿Cómo pagaré a Dios sus beneficios
para conmigo?” Esa era la oración del Salmista.
Si se tratara entonces, de expresar al Señor manifestaciones de amor y
gratitud por todos sus favores recibidos; en este salmo, encontramos 4 maneras
de hacerlo: Testificando a otros de Cristo, pagando nuestros votos, ofreciendo
sacrificio de alabanza y yendo a Jerusalén a pagar nuestros votos y llevar
ofrendas de acción de gracias.
1. Testificando
a otros de Cristo. De misericordia hemos
recibido, de misericordia debemos dar.
De la manera que alguien nos compartió del amor de Dios y la vida
abundante que él nos ofrece, debemos hacer lo mismo con otros. Es tomar la copa
de la salvación y dar a beber a otros del amor de Dios, la llenura de su
Espíritu y la plenitud de la vida abundante y eterna.
2. Pagando los
votos. En diferentes momentos nos hemos
visto en situaciones apremiantes y criticas, y le hemos prometido a Dios que
nos ayude y recate, a cambio, “nos comprometemos” a hacer determinada acción,
que denota de nuestra parte, una evidencia de cambio en algún aspecto de
nuestra forma de ser, comportarnos; acciones que denotan esfuerzo, disciplina,
santidad, fidelidad.
El problema
es que una vez, Dios nos da su ayuda, nos olvidamos del compromiso
adquirido. Bien dice la escritura,
“cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla. Es mejor que no prometas, a que prometas y no
cumplas. Dios no se complace con los
insensatos.” De la manera que Dios nos
toma en serio a nosotros, también nosotros debemos tomarle en serio a él. Si
hemos hecho una promesa o dado la palabra, debemos cumplir con la parte de
nuestro compromiso, porque él ha cumplido con la parte suya.
3. Ofrecer a
Dios alabanza. Si hay algo que el
encanta a Dios que sus hijos le tributen es alabanza. Dice la escritura, “ofrezcamos siempre a
Dios, sacrificio de alabanza, fruto de labios que confiesan su nombre.” Alabamos a Dios porque hemos visto sus
maravillas, pero de igual manera, cuando alabamos a Dios, observamos como su
mano se mueve, y se cumple lo que dice la canción: “cuando el pueblo alaba a
Dios suceden cosas maravillosa, hay sanidad, liberación, medicina, poder,
bendición.
4. Ir a dar gracias a Dios en Jerusalén. Es la experiencia más grata y gratificante;
subir según el mandato bíblico a la Casa de Dios, a Jerusalén, a tener ese
encuentro de amores con el Señor, se recreados en su casa, y recibir su
tratamiento amoroso; pero de igual manera, debemos ir a dos propósitos: Pagar
nuestros votos delante de su pueblo y llevar ofrendas de acción de gracias a la
Casa de Dios en Jerusalén. “Saldrá de ellos acción de
gracias y voz de nación que está en regocijo.”
El salmista pone un énfasis en cómo y cuándo dar gracias. Primero, ¿Cómo? A través de las cuatro maneras ya mencionadas; lo cual demanda una actitud de amor, gratitud y compromiso con el Señor. Segundo, ¿Cuándo? Y claramente dice, “Ahora”, porque quien tiene esa actitud no la deja para después, cuánto más si es consciente, que su plazo ha llegado.
Para
aquellos que vamos en este año a Jerusalén, tiene una connotación especial,
2015 es Jubileo, y Septiembre es comienzo de año, por eso celebramos en este mes,
la fiesta del Rosh Hashana. En este año
y de manera particular, es subir a Jerusalén a dar gracias en este Jubileo, por
las incontables bendiciones recibidas de parte de él, por su gracia, por su
misericordia, y también porque hemos sido fieles a él, y hemos abrazado sus
promesas, amando su santo nombre.
Es
tiempo de subir a Jerusalén, de pagar nuestros votos y llevar ofrendas de
acciones de gracias, como dice la escritura, ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y
voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos,
porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan ofrendas de
acción de gracias a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos de
la tierra como al principio, ha dicho Jehová.”
domingo, 19 de julio de 2015
EN LA FRONTERA DE LA TIERRA SANTA
Por Alexander Dorado
“Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto como un rebaño. Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor; y el mar cubrió a sus enemigos. Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, a este monte que ganó su mano derecha. Echó las naciones de delante de ellos; con cuerdas repartió sus tierras en heredad, e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios; sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso.” (Salmo 78:52-57)
“Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto como un rebaño. Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor; y el mar cubrió a sus enemigos. Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, a este monte que ganó su mano derecha. Echó las naciones de delante de ellos; con cuerdas repartió sus tierras en heredad, e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios; sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso.” (Salmo 78:52-57)
La vida del cristiano
es comparable como la historia del pueblo de Israel, de cómo Dios le rescata de
Egipto y le introduce en la tierra prometida; es un proceso de la esclavitud a
la libertad, de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz. Y en todo este
proceso, Dios es fiel, a pesar de la infidelidad de su pueblo. Dios abrió el mar para que el pueblo cruzara hacia la libertad,
pero también lo cerró para que nunca regresara
a la esclavitud. Dios abre puertas, como se abrió el mar; pero el abre
para acércanos a él, nunca para alejarnos.
El plan inicial consistía en pasar el desierto entre 11 y 40 días,
pero el pueblo por su rebeldía, tardó cuarenta años; no porque esa fuera la
voluntad de Dios, sino por las actitudes del pueblo. Sin embargo, todo el tiempo que estuvieron en
el desierto, Dios fue su proveedor y protector; él fue fiel a pesar de su
pecado; el vestido no se le envejeció, ni el calzado se les gastó; el sol
inclemente del desierto no les quemó, porque él estuvo allí como su
sustentador.
Pasados 40 años, al llegar a la
frontera con la tierra de Canaan, Dios le dice a Moisés que suba al Monte Nebo,
para que observera la tierra, ya que el no entraría en ella. “Y habló Jehová a
Moisés aquel mismo día, diciendo:”Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo,
situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de
Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; y muere en el monte al cual subes, y sé unido
a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su
pueblo.” (Deuteronomio 32:49-50)
El
monte Nebo, es un lugar conmovedor, no solo por lo que sucedió allí con Moisés,
quien anhelaba entrar a Canaán, pero no se permitió; sino también, porque en
ese lugar, uno ve su vida en panorama, todo lo que hemos vivido, desde que
nacimos hasta ese momento; es un lugar de reflexión, evaluación, auto examen;
se mira hacia atrás y hacia adelante; es un lugar donde se cae en cuenta del
alto costo por los errores o pecados cometidos; pero también es un lugar por
excelencia, para ponerse en paz con Dios, consigo mismo, con la vida. Para
olvidar lo que queda atrás y extendernos al horizonte que tenemos por delante;
en el Monte Nebo se recibe visión, porque es Ver a Sion.
Quien ha llegado a la frontera, debe cruzarla. ¡Les ruego por las misericordias de Dios, que crucen esa
frontera hacia la tierra santa! No
estorbe a Dios, ¿Quién no se ha equivocado alguna vez? Pero si Dios nos ha traído
hasta ese lugar, y nos dice que sigamos adelante, sin mirar atrás, ¿cómo no hacerlo?
Como dice aquella canción inspirada en la Palabra de Dios, “Dios no nos trajo
hasta aquí para volver atrás… Nos trajo a poseer la tierra que él nos dio… y
aunque gigantes encuentre allá, yo nunca temeré…Nos trajo aquí a poseer la
tierra que él nos dio.”
Lo que no es entendible ni admisible, es que una cristiano, una
persona que ya ha conocido el amor de Dios y sus principios, vuelva atrás, se
“prostituya”; “venda sus principios”, se deje llevar por el mundo. Como aquellos que buscando un mejor porvenir
hacen las cosas totalmente equivocadas, como aquellos que quieren irse a los
Estados Unidos, “por el hueco”, quieren pasar la frontera pero hacen las cosas
totalmente al revés de lo que Dios dice. Huyen a otro país para no pagar sus
impuestos o deudas, para no responder por una familia. Como dice el Precepto, “el perro vuelve al
vomito y la puerca lavada al barro, vuelve a revolcarse en el cieno.” (2 Pedro
2:22)
El que hace las cosas bien,
obtendrá la bendición de Dios, pero el que hace las cosas mal, ¿Cómo
reclamarla? Muchos llevan años en el desierto, pero aun no entran a al tierra
prometida; se han quedado viviendo en el límite, o lo que es peor, han vuelto
atrás. Si una persona ya salió de Egipto,
cruzó el mar, atravesó el desierto, está en la frontera, ¿Qué debe hacer entonces? Cruzar la
frontera. A propósito, hay dos tipos de
fronteras, aquellas que son para bien y para vida; y las que son para el mal y
para la muerte.
Hay personas que abusan de la gracia y misericordia de Dios, y se
encaminan por sendas que los llevarán invariablemente al abismo. “El que cava fosa, caerá en ella.”! Hay caminos que al pecador, le parecen
derechos, pero su fin es camino de muerte.” (Proverbios 16:25) Una persona puede conducirse por esa senda,
pero siempre tendrá la oportunidad de
arrepentirse de su mal camino, y regresar, antes de dar un paso falta hacia el
abismo, hacia su propia destrucción.
“Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el
bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que
andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos,
para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a
la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no
oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les
sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros
días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de
ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os
he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge,
pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” (Deuteronomio 30:15-19)
Los errores de los padres los pagan los hijos; Dios por su
misericordia libra a un padre de la espada; pero no puede librar al hijo, a
quien el padre lo conduce a la espada de la cual fue librado. Un ejemplo de esta situación la vemos en la
película, “el niño de la pijama de rayas.”
En la cual encontramos la relación que construyen dos niños, en una
frontera; una alambrada que los separaba entre un campamento nazi y un campo de
exterminio; al final uno de los niño, el hijo del nazi quien tenía a cargo el
campo de concentración, acepta la invitación de su amigo, de pasar la frontera,
que los llevaría a ambos a la muerte.
Moisés estaba en la frontera.
En este momento y lugar se pueden tomar dos acciones, lo que hizo Lot,
siguiendo las instrucciones del Señor, “dar paso firme, adelante, sin mirar
atrás” o hacer lo que hizo la mujer de Lot, que se quedo mirando hacia el Valle
de Sodoma y Gomorra y se convirtió en estatua de sal. “"Escapa
por tu vida; no mires tras ti. Ni pares en toda esta llanura, escapa al monte,
no sea que perezca" (Génesis 19:17)
Lo que debemos hacer es no mirar
atrás, no tener ningún apego ni nostalgia por el pasado, no dejarse atraer ni
distraer. El pecado de la mujer de Lot
no fue una simple mirada atrás, sino la actitud del corazón y su apego, que la
llevaron a descuidar una salvación tan grande.
La invitación es avanzar, bogar mar adentro.
Hemos
caminado un largo trayecto, a estas alturas de la vida, no podemos dar marcha
atrás. Ya no estamos para aventurar,
para estar improvisando. Hay sordera y ceguera espiritual. Si estamos en la
frontera, no podemos cometer errores víspera a la bendición; hay personas que
bajan la guardia; o se dejan obnubilar; nosotros no somos de los que retroceden
para perdición, sino de los que perseveran y avanzan para preservación.
(Hebreos 10:35-39) Con confianza se
logra el galardón y con paciencia se alcanza la promesa, el justo por la fe
vivirá.
Hemos
pasado caminando a nuestro ritmo, pero
luego queremos que el ande al ritmo nuestro.
¿Cuánto nos cuesta estar a la par de Dios? En la frontera no debemos dar marcha atrás. A menos que Dios le dirija a hacer algo
especifico. En algunos casos, podemos
dar dos pasos a tras para luego dar tres adelante. Dios le dijo a Moisés, “rodea este monte”,
esto fue para protegerlo de sus enemigos, así el monte los ocultaría de ellos.
En este caso, es mejor rodear que rodar.
Tenga en cuenta, que como lideres no le diríamos nada que nosotros no
estuviéramos a dispuestos a hacer. Al cruzar el Jordán, quienes primero
entraron fueron los sacerdotes, y se quedaron en medio de Jordán, llevando el
arca, hasta que el último del pueblo pasó. La vida de un pastor cuidando sus
ovejas; es una lucha diaria y constante.
Entre
las fronteras – Numeros 13:1
Dios
le dice a Moisés que envié hombres a recorrer la tierra.
“Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán,
diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra
cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo
es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas,
si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o
estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y
era el tiempo de las primeras uvas. Y ellos subieron, y reconocieron la tierra
desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. Y subieron al Neguev y
vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac.
Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. Y
llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un
racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los
higos. Y se llamó aquel lugar el Valle
de Escol,[a] por el racimo que
cortaron de allí los hijos de Israel. Y
volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y
a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en
Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les
mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a
la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este
es el fruto de ella. Mas el pueblo que
habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y
también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec
habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el
cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante
de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más
podremos nosotros que ellos. Mas los
varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo,
porque es más fuerte que nosotros. Y
hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido,
diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a
sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de
grande estatura. También vimos allí
gigantes, hijos de Anac, raza de
los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les
parecíamos a ellos. (Números 13:17-33)
Debían
observar la tierra y quienes la habitaban y hacer un diagnostico, conocer y
reconocer su heredad. ¿Cómo era la tierra? ¿Fértil o estéril? Debían esforzarse y tomar del fruto de la
tierra. Al regresar los espías dijeron:
“es tierra que fluye leche y miel, pero también hablaron mal de la tierra.” Caleb hizo callar al pueblo, y les amonestó
para que no hablaran mal, sino que les invitó a creerle a Dios, quien había
prometido darles esa tierra por heredad.
No podemos hablar más de la tierra que Dios nos da. El problema era la visión tan pobre que
tenían de ellos mismos y como se veían así mismo. Se consideraban langostas, este insecto tiene
tres características: Apariencia menospreciable; detestadas por la sociedad
y una plaga destructora. Eligieron el peor insecto para compararse,
así estaba su autoimagen y estima personal.
El
pueblo empezó a llorar, a desesperarse y dijeron, mejor volvamos atrás. Quienes desacreditaron aquel país, no
entraron en la tierra prometida, solo Josue y Caleb quedaron con vida. Todo está en la actitud, en la visión que se
tiene de Dios, de sí mismo y de la tierra que Dios nos da como heredad. Ellos debían subir desde el desierto hasta
el monte alto. Así es la vida del hijo
de Dios, de gloria en gloria, de lo bueno a lo mejor y a lo excelente. Para llegar a la cumbre del monte debían
pasar por la la tierra, vencer gigantes, conquistar ciudades fortificadas como
Jericó, enfrentar a Amalec y al cananeo, esta es la colegiatura de la vida de
fe.
Ellos
debían reconocer los gigantes para saber cómo enfrentarlos; debían saber que
encontrarían allá para saber que estrategias implementar; sin perder de vista
que Dios iba con ellos, y había prometido hacerse cargo de sus enemigos. Si estamos en la frontera, es tiempo de
preguntarnos, ¿Cuáles son nuestros gigantes? ¿de qué sentimos temor? ¿Cuáles
son las murallas que deben caer? Al
pasar la frontera, hay un desierto que debo cruzar, y atravesar el país hasta
el monte alto. Mi destino es el monte
alto, es tiempo de conquista y de jubileo.
martes, 14 de julio de 2015
lunes, 13 de julio de 2015
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